domingo, 15 de diciembre de 2013

Catalunya vs Madrid – una economía que no cierra.

Cuando las autoridades de Madrid  se refieren a la independencia de Catalunya abandonan toda objetividad y se dejan influir por sus fantasmas. Que un pueblo entero reclame su independencia es puro oportunismo  -aseguran con manifiesta estulticia-,  y ello es así porque tal exigencia, planteada en medio de la grave crisis  económica  y social que vive la Zona Euro, no merece más calificativo que ese: oportunismo. Deplorable ofuscación, por cierto.
Es una verdad innegable que las crisis económicas ahondan los problemas. Pecaríamos de superficialidad si quitáramos relevancia a la economía como factor esencial de los asuntos políticos. Pero es precisamente el enfoque centrado en la economía el que da sustento sólido a nuestro reclamo nacional: Catalunya soporta un expolio que viene  desde el fondo de la historia; y  la coyuntura económica actual agrava los problemas del pueblo catalán.
Algunos ejemplos: 
 1. El impuesto a la renta alcanza en Catalunya el 56%; es  el más alto de España y también de Europa;  comparte techo fiscal con Suecia aunque, claro, sin los servicios escandinavos.
2. En el importe de la nafta, se paga un subsidio a la sanidad. El céntimo sanitario ha pasado a ser de 4,8; de ese modo,  se paga más que cualquier otra autonomía para contribuir a financiar la sanidad.
3. Los catalanes tienen el agua más cara, con subas del 8,5% en el 2011. Este año ha pasado a ser un 3% en el denominado servicio básico y un 12% en el excesivo.
4. El transporte público. El metro o el autobús son más caros en Catalunya que en cualquier otro territorio de España (el billete es más caro que en París o Nueva York).
5. Las autopistas. Los peajes de las autopistas (en Catalunya una autopista sin peaje es un oxímoron) son los más elevados del Estado. Y continúan subiendo por encima de la media.
6. La Justicia. La tasa sobre actos jurídicos sólo se aplica en Catalunya. Grava los litigios con 60, 90 o 120 euros.
7. Las hipotecas. El Gobierno aplica un gravamen del  1,5% sobre el valor concedido por el banco, medio punto más que a las otras autonomías
Al analizar dicha situación, el Washington Post expresó que Catalunya posee una fiscalidad insoportable. Y hay que tener en cuenta que casi el 70% de lo que exporta España pasa por Barcelona.
Catalunya manejó, históricamente, su economía. Es decir, recaudaba sus impuestos y mediante las Cortes Generales se aprobaba lo que se le daría al Rey en ese momento. Las Cortes Generales eran un centro de discusión y debate donde se estipulaba el aporte que se oblaría a la Corona. No se hacía así en Castilla, que el Rey solicitaba y el pueblo pagaba. 
Es parte de nuestra tradición identitaria el negociar. Lo hacemos en muchas cosas de nuestro vivir cotidiano, pero especialmente en el ámbito de nuestra economía. Por ello, esta situación económica no sólo es una cruel expoliación sino que constituye un estatus que atenta contra  la propia identidad colectiva.

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