Estimados Periodistas,
Al descubrir este claro y concreto artículo, decidí pasarselos para poder leer de un escritor Gallego un análisis de la situación catalana luego de las elecciones.
España tiene un problema
Es mérito de
Rajoy y del centralismo que la sociedad catalana se hiciera más militante y
decidida
SUSO DE TORO
Escritor 21/12/2017 23:20
España
tiene un problema y esta vez no puede resolverlo con una masacre. Haga lo que
haga el gobierno, vacíe el Estado, arruine a las familias, anule las
libertades, acabe con la autonomía de la Justicia, la sociedad española
demostró ser incapaz de reaccionar. Esta sociedad es muy débil, el franquismo
sociológico lo transformaron en franquismo político y la opinión crítica ha
visto como un partido que decía ser oposición, el PSOE, se entiende con este
gobierno.
Curiosamente,
el gran desafío al gobierno e incluso a los poderes del Estado lo creó ese
mismo partido posfranquista que gobierna. Fue el PP de Rajoy quien con su
campaña contra el autogobierno catalán condujo a la mitad de la sociedad
catalana, la más viva, al independentismo. A Rajoy, además de su gestión
directa desde el gobierno, habrá que sumarle ese mérito histórico.
Una vez
que existía esa realidad social, esa ciudadanía tan extensa que se siente
ofendida por el estado español y que cree que no le queda más salida que
marcharse, los verdaderos poderes del estado se arremangaron y metieron
directamente las manos en la masa, desde el Rey al poder financiero, y actuaron
detrás de Rajoy utilizando los medios de comunicación como armas de agitación
contra la demanda catalana. Un conflicto político creado interesadamente a
beneficio del centralismo, que calculaba que lo beneficiaría en todo momento y
que condujo, sin dejar lugar al diálogo, a un todo o nada.
Españoles,
lo repito, admiren a esa ciudadanía republicana, libre y sin miedo
Estoy
convencido de que los poderes de la corte madrileña desconocían a lo que se
enfrentaban. Nunca habían querido conocer ni neconocer a Cataluña como nación.
Encontrar a un político español que sepa catalán es todo un reto. Y habían
establecido un cómodo entendimiento con un grupo social que facilitaba
gobiernos y garantizaba la paz social y, sobre todo, la nacional. En la corte
siguieron imaginando a Catalunya a través de las figuras de Pujol, Durán i
Lleida e incluso el primer Mas, pero la sociedad catalana cambió profundamente
en los últimos diez años, apartó a esa casta que la había representado y
emergieron sectores sociales nuevos y enérgicos. Fue mérito de Rajoy y los
poderes centralistas hacer que esa sociedad democrática se hiciese más
militante y decidida.
“Os
montaremos un Ulster que os vais a cagar”, eso quisieron hacer. La hostilidad
del gobierno y del estado, con todos sus instrumentos, es histórica, y ha
dejado al descubierto que España no es una democracia que ofrezca protección y
garantías a la ciudadanía. No hay justicia independiente, debemos temerla como
debemos temer a la policía. Cataluña fue literalmente ocupada, como bien
explicó a gritos el jefe de los antidisturbios enviado a Barcelona (“¡aquí yo
soy la puta ley!”) tras agredir a un camarero porque le habló en una lengua que
creyó que era catalán. Eso y todo tipo de violencias callejeras llevan viviendo
los catalanes en sus ciudades y pueblos desde hace dos meses. Un intento de
ulsterizar un país pacífico.
El
estado español procesó, embargó, encarceló o exilió a los dos últimos
presidentes de la Generalitat y a sus gobiernos. Los medios de comunicación
españoles llevan meses difamando y dando una imagen negativa, absolutamente
sectaria, de cualquier movimiento político de Catalunya y de ese país en
general. Y en ningún momento ha habido un gesto de apoyo significativo, al
contrario, los poderes y sus medios de comunicación solo alentaron manifiestos
contra el referéndum. Los catalanes se han sentido solos e incomprendidos,
incluso muchos de esos catalanes que han votado por los partidos del 155 se han
sentido rechazados por España y los españoles. Nadie puede ya reparar esas
heridas.
El
camino iniciado por Rajoy, recogida de firmas, boicot, recurso contra el
Estatut, radicalización del españolismo, “a por ellos”... tuvo consecuencia
inmediata para su partido: los poderes financieros, ya a cara descubierta,
comprendieron que en Catalunya su instrumento no podía ser el PP ni el
PSOE-PSC, y apostaron por Ciudadanos con una financiación obscena y autocares
de gente de toda España. No es probable que el IBEX y la Casa Real apuesten
inmediatamente por un gobierno de Ciudadanos, todavía tienen un entendimiento
que viene de siempre con el PP, que cuenta con una estructura territorial
fuerte, pero es un serio aviso para Rajoy y abre el camino a un futuro gobierno
del PP con Ciudadanos. Ya no hará falta que González y Cebrián conduzcan al
PSOE a permitir gobierno.
Pero lo
que el mundo, digo el mundo y no la sociedad española encerrada en la esfera de
esos medios de comunicación, ha visto es que ni el estado con su violencia ha
conseguido derrotar a esa ciudadanía catalana. El resultado del independentismo
es una victoria de la democracia, de una ciudadanía que se enfrenta sin miedo a
unas coacciones como no se habían visto en mucho tiempo en Europa. Esa Europa
vacía de gobierno y de política.
No sé si
Rajoy y el Rey, después de sus anuncios de aplicar castigos a Catalunya,
volverán a comparecer, y no imagino como podrán enfrentar la humillación que le
han propinado esos catalanes desarmados y con sus gobernantes presos o
exiliados.
Españoles,
lo repito, admiren a esa ciudadanía republicana, libre y sin miedo capaz de
enfrentar porras, multas, cárcel o exilio. Con esa nación tendrá que dialogar y
pactar ahora el estado español, ese estado para el que dialogar es humillarse.