jueves, 1 de abril de 2010

Comparemos

Este mundo globalizado nos permite comparar distintos modos de ejercer el mando de un gobierno o de darnos cuenta de que estamos tan globalizados que las estructuras o esquemas son los mismos.

Es frecuente hoy en día escuchar a los ministros de gobierno de Cristina Fernández de Kirschner defender de un modo muy infantil ciertas deudas del actual gobierno; no pretendo criticar al gobierno de los K sino poner de relieve su forma de gestionar el poder. A los ministros se los percibe obligados a salir a la palestra en defensa de lo que sea en su gestión cuando algún medio de comunicación hace alguna crítica al gobierno, llegando al absurdo de decir: que no hay inflación sino acomodación de precios, que no hay pobreza, que hay trabajo, que los planes sociales son trabajo digno. Hoy podemos afirmar que en los papers que manejan los distintos ministerios se reconocen dichos problemas en privado sabiendo que hay que negarlos en público.

Por otro lado, observamos el mismo estilo en el gobierno de Benedicto XVI. En estos días, salió a la luz que siendo prefecto de la doctrina de fe le habían llegado muchas denuncias tanto de laicos como de sacerdotes sobre numerosos abusos. El caso más evidente, donde no se puede afirmar que no conocía la realidad, es el del P. Maciel fundador de los Legionarios de Cristo (hoy se sabe que tuvo dos familias con hijos paralelas a su ministerio, además de haber abusado de muchos seminaristas de su propia institución) ya que fue el propio secretario – y a la vez, sacerdote - del P. Maciel quien hizo la denuncia a la congregación. En los diarios de todo el mundo son publicadas estas noticias y tanto los obispos de Francia como los de Brasil afirman que existe una campaña orquestada en desacreditar al Papa.

Concluyamos, frente a la realidad incontrastable (de pobreza, de inflación, de corrupción y de abuso de menores) se elige la negación y se recurre a la victimización “no me dejan gobernar” “una campaña para desacreditar”, buscando personas de poca sesera como defensores de lo indefendible.

Estamos en un momento bisagra de las instituciones que ostentan el poder, ya que sólo se retroalimentan de ellas mismas y han dejado de servir a los ciudadanos o a su grey, quedándose sin base que las sostengan, sólo les queda el dinero que poseen para mantenerse y seguir ejerciendo ese poder que en consecuencia, pronto se les acabará

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