martes, 13 de abril de 2010

El Vaticano, pervierte su fin

En estos días los medios de comunicación se poblaron de noticias que ponen de manifiesto la gran crisis que vive hoy en día el gobierno central de la Iglesia Católica.

El vaticano quedó al descubierto como una organización cerrada, que sólo está preocupada por autoprotegerse de los casos de pederastia, jugándole en contra la sensibilidad de la sociedad actual sobre este tema y la avidez de los medios de comunicación de hacer dinero verde de lo “amarillo”.

De esta situación podemos inferir ciertos rasgos psicológicos de las personas que están en el gobierno de la institución, como por ejemplo, el excesivo control de lo doctrinal. De ello podemos percibir que se busca a toda costa “controlar las ideas” porque así se controla la realidad. Con esto queda en evidencia la necesidad de manejos obsesivos que tienen las instituciones, ya que, les brindan seguridad. Seamos más claros, al analizar un neurótico obsesivo se corrobora la fuga hacia lo ideativo, porque él supone que teniéndola en la cabeza o pensada la realidad es posible de manipular y no vamos a ser agredidos por ello. Porque en el fondo el obsesivo lo que busca es no ser agredido el mismo con sus obsesiones que deposita en el exterior, es decir, proyectándolas en el afuera para no hacerse cargo de su violencia interior.

Otra característica la podemos inferir de la frase o intención de quedarse “con un pequeño rebaño”, siendo ésta uno de los ejes de gobierno del actual Pontífice, es que ellos con su santidad salvarán al mundo pecador y relativista. Lo que su obsesión miedosa no les deja ver es como están desvirtuando el fin para el cual fue fundada la Iglesia, logrando por ello convertirse en perversos. De allí se desprende que cualquier fin puede justificar defender la institución, hasta el fin de matar la verdad o la justicia en pos de la autodefensa de esa institución obsesiva.

Qué lejos quedan las palabras de Jesús que les proponía ser fermento en la masa, anonadarse para que nazca algo nuevo, desaparecer para que esa masa fermente y así surja una sociedad nueva donde la defensa de los valores del reino y de sus pequeños sea de central importancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario