viernes, 9 de abril de 2010

Autoridad, vacía de contenido

Cuando el Vaticano plantea la falta de autoridad en la sociedad que nos lleva al relativismo o el problema de la desunión de las familias que lleva a los hijos a no creer en la institución familiar, se lo hace desde un modelo de autoridad o de sabiduría de cómo se debe armar la sociedad.

Desde el pontificado de Juan Pablo II y su continuidad con Benedicto XVI, el discurso oficial del Vaticano es el de posicionarse como lugar de la moral que salvará a la sociedad occidental.

Pero no se da cuenta de que su propio estilo de gobierno es el que no lo hace creíble. El cambio epocal es claro, pero lo que se cuestiona no es otra cosa que cómo se es Autoridad o cómo se ejerce el poder. El Vaticano, como toda institución, habita en un profundo desprestigio porque, hace años, lo único que hace es nutrirse endogámicamente de personas cuya principal tarea es protegerse entre sí sin interesarle la Verdad ni Servir a su grey, ya que su único fin es la autodefensa.
Los valores evangélicos quedaron ocultos ante la necesidad de defensa colectiva de la Institución o del Papado sobre los casos de pederastia. Lo que es evidente es que claramente lo sabían y no obstante lo ocultaron.

Ratzinger es una de las personas que durante mucho tiempo viene ejerciendo el poder dentro de la Institución, de lo cual se infiere que debió estar informado de estas situaciones ya que:
• En Regensburgo se desempeño durante ocho años como catedrático, donde su hermano tenía conocimiento de lo que sucedía en el coro de la catedral.
• Hoy en día salieron a la luz los abusos de un sacerdote que estuvo encardinado en Munich siendo Ratzinger arzobispo.
• Como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe debió investigar los casos de abusos. Por sus manos tuvo que pasar el expediente del P. Maciel, que tanto tiempo estuvo frenado, con acusaciones de su mismo secretario. La mayor evidencia es la publicación de una carta del 18 de mayo de 2001 donde se vuelven a ligar los abusos al secreto papal, siendo penado gravemente quien los promulgue.
• Lleva varios años de pontífice y no hay medidas disciplinarias sobre dicho flagelo.

Queda claro entonces que el Vaticano sólo está preocupado por ocultar el sol con la manos, a lo que podríamos agregarle “eppur si muove”; que aunque salgan colegiadamente a negar algo, sabemos que es verdad, sabemos como Pueblo de Dios que nos mienten y que sólo están interesados en defenderse.

Pero es bueno recordarles que hace tiempo dejaron de ser pastores para convertirse en meros funcionarios que realizan prácticas vacías de contenido, que repiten ritos obsesivamente para controlar la vida y que la vida, al ser del espíritu, se les escapa.

Estamos en tiempo de descreimiento generalizado, producto de los ocultamientos, donde nos tendremos que plantear nuevos modelos de autoridad, de modos de ejercer el gobierno, donde nadie se arrogue ser dueño de la verdad absoluta y que por ello sea crea que está sobre la ley. Necesitamos que la ley nos regule a todos, que ninguno de nosotros quede exento de que se le pregunte “¿por qué ocultaste esto?”.

Rezo para que dejen de adorar falsos ídolos y para que el Dios de Jesús sea la luz que nos ilumine en la concreción de la verdad evangélica.

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