Es llamativo como se puede a manipular una sensación
tan básica y primitiva como el miedo, como eje de campaña política en contra de
la independencia de un país.
Se busca frenar el aluvión independentista
generando un fondo de película en negro, “no se pagarán las pensiones… excluídos
de Europa… amenazas del ejército,” porque
se sabe que el miedo paraliza y con ello, se logra que nada cambie haciéndole
el juego al status quo que siempre está bien ubicado.
El miedo responde, en nuestra psiquis, a esas frases de madre sobreprotectora que no
quiere que sus hijos crezcan: ¨a donde vas a estar mejor que en casa¨, ¨tu
madre es la única que te va querer toda la vida¨, ¨quien te conoce y cuidará
mejor que yo¨.
Lo primero a preguntarse es quién dijo que
España es la madre de Catalunya, cuando tenemos muchas más historia que ella,
qué pasó que los catalanes no nos supimos parar como hombres y mujeres adultos
frente a un estado que organiza varios territorios autónomos. Creo que esta es
la clave, hubo una dificultad histórica que nos ubicó como miembros de un
estado donde costaba reclamar los derechos. La pérdida del 11 de septiembre, la guerra civil (por nombrar dos episodios)
marcaron nuestro inconsciente colectivo
y ello ubicó el reclamo catalán dentro de casa o en el barrio o el pueblo donde
se podía hablar en catalán y no había problemas.
Por ello, este es un momento histórico en donde
el reclamo soberanista no tiene vuelta atrás,
porque lo que sucedió es que el pueblo catalán quiere hacerse oír y
debatir su futuro teniendo en cuenta su historia e identidad. Pero este debate
lo tiene que hacer el pueblo catalán en su conjunto y no pretender que desde
afuera den o no permiso para hacerlo. La independencia es un logro a obtener en
la vida, y no es algo que alguien (tu madre o tu padre) te regale y por ello, es parte central la
economía porque en ella se ve la capacidad de ser adulto y de vivir con lo que
se genera. Es un error purista solo pensar en los reclamos históricos, sino se
ha de mostrar que gracias a nuestra historia e identidad se logró tener un país
con una economía similar a la de cualquier estado europeo próspero y que por
eso la Comunidad
Europea no dejará que Catalunya no sea miembro de ella.
Creo que es el momento de dialogar con claridad
para que esa raíz del miedo no prenda porque puede paralizar repitiendo esta
parte de la historia, quedando anclados en la queja constante para que nada
cambie.
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