viernes, 18 de marzo de 2011

Intelectuales K 2

¿Qué son los intelectuales K? Son personas que por su capacidad, estudio y forma de pensar son considerados intelectuales, y que libremente, adhirieron a esta corriente política denominada K.
Los argentinos estamos acostumbrados a que nuestros intelectuales vivan en un áurea púrpura que nunca es manchada por el barro de la política. Por eso hay que valorar que un grupo de intelectuales piense y apoye este modelo.
Por otro lado, es evidente que la manera en que se hace política en nuestro país, no necesita de intelectuales sino de militantes…. ¡que peligro! Porque el militante es el funcional, el que no siempre piensa, ni tiene eso 5 minutos para cuestionar el modo de actuar… pudiendo terminar haciendo cosas que contradicen lo proclamado.
El intelectual es un cuestionador de la realidad, una persona que piensa la realidad desde una teoría y que además la realidad le cuestiona la teoría. Es un pensador, que se deleita en el pensar y disfruta de encontrar belleza en el saber.
Pero eso no lo hace un sabio, ya que un sabio es el que puede agregarle el plus de la mística para entender la realidad… de saber cuando se puede avanzar, detenerse o solo llorar, porque sabe convivir con los límites propios de su vida.
Por eso creo que, a los intelectuales K les falta mística (el ver desde la teología de la historia), porque pueden ser críticos frente a la realidad y aceptar que este movimiento es el único posible en la actualidad que nos guíe, ya que, sin ellos queda la nada. Esa nada que desespera, que desestructura, que nos pone frente al vacío existencial, frente a la angustia.
Eso es lo que les pasa: esa angustia les invade y sienten que no hay nadie que pueda hacer algo mejor, que les hace aceptar los discursos vacíos, los anuncios que no anuncian, que declaman deseos de mejoras, y que, pregonan enemigos que no son otros que los enemigos internos propios de las psiquis humanas.
Si como sociedad nos animaramos a caminar acompañados de ese monto de angustia, nos daríamos cuenta que ningún partido o movimiento puede colmar las necesidades de mejoras que necesitamos como sociedad; por eso, el constante recambio en el gobierno es la mejor solución para una sociedad que tiende a buscar la megalomanía y el poder absoluto como solución para contenerle su propia angustia de existir y su propia responsabilidad en la transformación.

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