jueves, 17 de marzo de 2011

Intelectuales K 1

Hace unos meses que ando rumeando sobre el porqué intelectuales o personas pensantes se aferran a lo K.
Me cuesta entender qué es lo que los motiva a defender situaciones de corrupción e ilegalidad tan marcadas como se notan en este gobierno. Debo ser honesto, que esta característica es de la mayoría de nuestros gobiernos argentinos.
Parece ser que, a los argentinos nos gustan los gobiernos megalómanos “somos los únicos que hemos hecho…” y junto a eso, perversos en el uso del poder: “declamar los DDHH y no atienden los reclamos de los aborígenes que reclaman en Av de Mayo porque gobernadores aliados hacen negocios con sus tierras… alardean contra las corporaciones salvo con las que hacen negocios…”
Ese ejercicio del poder “perverso” nos atrae, produce excitación y motiva a ser parte de una sociedad transgresora, que al transgredir se cree superior ya que no tiene límites que respetar.
Pero, esto no me convence como único motivo para sostener la defensa de un estilo de ejercicio del poder que no construye institucionalidad, sino, solo poder para mantenerse en el mismo estado.
Cuando se analiza un caso en terapia es clave realizar la mirada retrospectiva, buscando la génesis de dicha situación para entenderla.
Fue esto lo que hice con respecto a estos intelectuales; me acordé de que hace 9 años para atrás tuvimos shock de realidad que nos quebró como sociedad. La Crisis del 2001-02 fue tan fuerte que nos desestructuró.
Esto lo podemos observar en cómo los porteños nos acostumbramos a convivir con mucha gente que vive en la calle producto de ese episodio dramático que estuvimos inmersos, siendo este el fenómeno más claro de desestructuración psíquica personal vivir en la calle.
Es obvio que nadie quiere y puede vivir en una crisis constante, es insostenible la tensión constante (por eso se prefiere el desenlace de lo que sea para calmar ese desgaste constante de energía, por ejemplo: luego de un período largo de enfermedad, la muerte es un alivio) nos desgasta, agota y genera una irritabilidad difícil de convivir.
Frente a pensar en una situación igual, vamos al refugio de saber quien nos sacó de la crisis (dato erróneo y perversamente difundido) que nos hizo soñar nuevamente con una argentina que avanza y crece, que volvió a ser el granero del mundo…
Lo serio es que, lo que no se analiza se repite, y, creo que nosotros como sociedad todavía no aprendimos de nuestros errores y seguimos buscando las soluciones mágicas adolescentes que, con un abrir y cerrar los ojos cambiamos la realidad. Nosotros somos los que somos, y nos gusta vivir fuera de la legalidad y eso tarde o temprano nos volverá a traer problemas… necesitamos instituciones que nos sostengan, pero para ello falta tiempo porque la dirigencia sigue sin estar dentro de la legalidad y solo busca un lugar donde poder ejercer el poder megalómanamente.

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