martes, 3 de agosto de 2010

Intimidad, dinero, soledad

Víctor Frankl constató en su labor clínica que a sus pacientes les costaba hablar de ciertas cosas íntimas y dichas cosas eran sus valores, sus sentimientos y su espiritualidad.

Con anterioridad al fundador de la logoterapia, la sociedad se “cubría” de mostrar su cuerpo. Era un valor “el ser sexuados” para vivir en la mas íntima privacidad y con el mayor decoro, porque hablaba de las “partes íntimas”, de las pasiones y los deseos que personas de “bien” no debían mostrar.

Considero que hay una dimensión en la persona, que por ser íntima se trata con mucho cuidado y no siempre se muestra por miedo a que la lastimen o critiquen. Está claro que lo que critican es a la persona misma.

Hoy se puede comprobar que la sociedad no tiene los mismos criterios que antaño, y que a dichos criterios no pretendo someterlos a un juicio de valor, sino mostrar sus diferencias. Estamos inmersos en este siglo XXI, en un cambio epocal profundo, que tocará las fibras más importantes de nuestro ser social y humano.

En la actualidad se comprueba que al estar inmersos en una sociedad “capitalista” o “post-capitalista”, los valores son los propuestos e impuestos por el capital y todo lo que de él se desprende. Esto lo podemos observar con claridad en las parejas que no tienen problema en “intimar sexualmente” y “no intimar económicamente”, es decir, donde compartimos la pareja con otras parejas, pero no la billetera.

Entonces, lo íntimo es el dinero y no el cuerpo o los sentimientos que pueden ser mostrados o compartidos sin tapujos.

El dinero no es sólo el simple billete, manifiesta algo más profundo: mantenerse en la individualidad y negarse o verse imposibilitado de compartir.

Por ello, cada vez más se constatan viviendas unipersonales, personas que se juntan para hacer actividades externas en conjunto, amigos con derechos a roce, novios con cama afuera, jóvenes adultos que viven con los padres. Por otro lado, se escuchan conversaciones que hacen referencia a la soledad en que se vive, y se podría afirmar que se trata de “una soledad vivida en grupo”.

Podríamos concluir entonces trasladándolo a un análisis sociológico que se lo que se busca el bien personal a costa de pisar el bien común, y no se percibe que ese placer individual capitalista es el germen de la soledad que tanto se padece.

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