martes, 29 de junio de 2010

Providencia Divina ¿de qué hablamos?

Los siglos XIX - XX fueron fructíferos en intelectuales que intentaron conseguir que el hombre pueda pararse con sus propios pies y que no esté sostenido desde la ingenuidad humana barnizada de teología.

Lamentablemente, según mi opinión, estos intelectuales tuvieron que poner el énfasis en un ateísmo militante para sopesar una sociedad occidental infantilmente cristiana que no quería madurar.

Por otro lado, estos pensadores no siempre se dieron cuenta de que las cosas que cuestionaban se referían a conceptos que tocaban las fibras más profundas de sus coetáneos.

Una de ellas es el concepto de Divina Providencia, que sin entrar a explicar ningún tratado, es entendida en lo popular como un plan Divino en el cual se van articulando acciones para que los sucesos se vayan dando, es decir, no hay nada que escape al plan de Dios.

Comencemos a pensarlo en distintos momentos y desde distintas ópticas con un simple ejemplo:

El Señor Jon tiene que solucionar un trabajo y, de repente, aparecen diversos contactos inesperados que se lo solucionan, si es religioso nos dirá “yo creo en la Divina Providencia, mirá cómo se solucionó”.

Podemos decir entonces que:

a.En la mente del Señor Jon, Dios está visto como un gran titiritero que mueve los hilos de la vida y los va acomodando para que todo salga bien.
b.Dicha frase: “Divina Providencia” siempre la oí decir cuando las situaciones eran favorables o salían bien. Ya que si salían mal, el responsable era otro… el destino, la negligencia humana o “el enemigo”
c.Como podemos deducir del pensamiento del Señor Jon “hay un plan divino” si las cosas salen bien y no hay si salen mal. Porque aquí entra en juego el sentimiento de ambivalencia. Nos cuesta aceptar que a alguien que queremos, a veces no lo queremos, esa ambivalencia, que es un logro de la tierna infancia, no siempre se logra óptimamente.
d.Otro aspecto a tener en cuenta es la utilización del concepto con un tinte claramente fatalista, como si todo estuviera determinado determinado de antemano; con la gravedad de que con ello se le quita la libertad al ser humano.

¿Qué beneficio secundario tendrá, para el Señor Jon, afirmar la existencia de un plan divino? Desde el punto de vista psicológico me animo a certificar: la necesidad de sentirse protegido, de poder justificar seudo racionalmente las situaciones no manejables de la vida; podemos decir entonces que, en el fondo, buscamos sentirnos protegidos, que un ser superior nos cuide como un gran papá ante las contrariedades de la vida.

Hoy en día lo pensaría, decodificándolo en terminología propia de nuestra época, como Deseo Divino; sin atribuirme el poder de decir lo que desea Dios, me animo a afirmar que su deseo es que todos los hombres sean salvos, y en esto se relaciona con la antigua concepción de Providencia, con la salvedad que este deseo no abarcaría nuestra libertad y responsabilidad.

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